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domingo, 30 de mayo de 2010

30 de Mayo: Día Nacional de la Donación de Órganos

El 30 de mayo en Argentina se conmemora el Día Nacional de la Donación de Órganos. La fecha se propuso por el nacimiento de Dante, el primer hijo de una mujer trasplantada hepática en un hospital público. El hecho que se ha tomado para crear esta fecha simboliza la posibilidad de dar vida de una persona que ha recibido un trasplante.





Los invito a leer un cuento que he creado con el ánimo de concientizar a la sociedad sobre la necesidad de donar órganos para el trasplante:

"Ángel por un día"

En principio, no recuerdo su nombre de pila, creo que su apellido era Ventino. Yo había sido invitado al cumpleaños de quince por ser vecino del barrio o al menos eso es lo que creía. En el salón estaba todo preparado. La que cumplía años iba de un lado para otro, empujando a cada uno hacia un asiento. Ya algo agotada, finalmente se sentó en la cabecera de la mesa principal. Su madre estaba todavía a su lado. Aún cuando todo era perfecto, en cuanto a lujo y comodidades, hacía calor. El ambiente exquisitamente espacioso tenía jardines y patios abiertos. Una hermosa cascada daba a los fondos floridos donde todos querían retratarse.
Cuando la madre de la anfitriona terminó de beber su copa para acompañar a la concurrencia, se levantó de la mesa y se despidió. Hasta ese momento se había susurrado una que otra palabra por encima de la fina cristalería. Ahora cesó todo murmullo. Los invitados la siguieron con la mirada mientras se retiraba. Dio media vuelta, saludó nuevamente, en especial a su muchacha, como en una despedida; sí, parecía triste, todos vieron la manera en que se detuvo de pronto su  mano en el aire, como una hoja marchita. Se apartó rápidamente y desapareció. Todos nos miramos. Los ojos de las chicas se agrandaron. Encogidas de hombros en señal de desamparo, estallaron de pronto en un gran bullicio.  Reían, estaban estremecidas por una alegría fingida que no lograba comprender, una especie de ataque. Si bien había música de fondo, no hubo el tan clásico baile del vals, con discoteca incluida. Deducía que era por la falta de ejemplares masculinos para formar parejas y animar la fiesta. En busca de alguna explicación a lo que allí estaba sucediendo, di vuelta mi cabeza en dirección a la puerta de entrada y vi como un anciano me hacía señas con su brazo en alto de un lado a otro. Le retribuí el saludo. Reparó en mí, y en menos de lo que yo esperaba ya estaba sentado a mi lado. Nos reunió a los muchachos liberándonos de la espesura femenina, para  luego comenzar diciendo: "debemos tener compasión por las doncellas". Deberíamos tener consideración, ante todo por su nieta, Brenda (así se llamaba, al fin lo recordé). Su relato nos conmovió de tal manera, que nos fue casi imposible, el ocultar nuestras pupilas humedecidas. Ahora entendíamos el nerviosismo, la reacción casi frenética de las invitadas, pues ellas estaban al tanto. En su mayoría, compañeras del colegio, que al ser de educación religiosa poseía una abultada matrícula de mujeres.
 El padre de Brenda había fallecido para que ella pudiera seguir viviendo. Pero, en que circunstancias es lo que nos sorprendió. Ella padeció una cardiopatía congénita, tuvo un riguroso tratamiento, pero esto no alcanzó por la gravedad de la afección. Así que cuando menos lo esperaban, la complicación del diagnóstico obligaba a un trasplante urgente de su corazón. Los días se convirtieron en meses, y los meses casi en un año, cuando sin hallar un donante compatible, su padre tomó la drástica determinación de obtenerlo a costa de su vida.  El abuelo había olvidado con su emoción, mencionarnos que los acontecimientos que nos estaba relatando habían ocurrido hacía ya dos largos años, en abril del 2007. Tras lo cual prosiguió comentando los hechos: como su hijo ya había manifestado su voluntad de ser donante de todos sus órganos, se suicidó como pago a un grupo de profesionales corruptos e inescrupulosos que así lo exigieron, para concretar la vil promesa de conseguir un corazón para su pequeña. Como lo oímos, también existen mafiosos en medicina que lucran con la salud.
-Por supuesto que ella no lo sabe- nos recalcó su abuelo- Le dijimos que murió en un accidente por andar conduciendo ansioso por su operación. Ella amaba tanto a su padre, era su regalona. Imagínense, hija única. A tal punto, que primeramente había desistido de llevar a cabo la fiesta de cumpleaños, por respeto a su memoria. Pero él había tomado el recaudo de dejar por escrito su petición de que se concretase, para custodiarla ese día tan especial como su ángel de la guarda. Ése era su nombre, Ángel e hizo honor al mismo.
Brenda soñaba desde niña con el festejo de sus quince años, y junto a él imaginaba como serían los preparativos, para que todo salga a la perfección y, por supuesto, que la magia y la elegancia no faltasen al evento: globos perlados, mantelería en tonos pasteles, delicados arreglos con pequeñas flores, moños con tules y cintas; transformar la entrada en un sitio privilegiado, armar un living con un gran sillón, puffs y banquetas con  forma  de corazón. Y el detalle infalible: pétalos de rosa esparcidos por todo el recinto. Así fue que se cumplió el deseo de la chiquilla y la última voluntad del donante. Por otra parte, su madre no obvió ningún detalle de lo planeado, para que la agasajada se sintiera complacida, y no la inundara la tristeza de no poder entrar del brazo de su papá, como era su sueño.
Es aquí dónde quiero detenerme un momento, para reflexionar sobre la muerte. Siempre valoramos las cosas una vez que las perdemos. El problema más grande es que no podemos acostumbrarnos  a la ausencia de los seres que amamos. Sentimos como si una parte nuestra se hubiera muerto con ellos y la verdad, es cierto. Seguramente, en este momento la parca estará encendiendo un cigarro y viendo cuál será su próxima víctima. Sin embargo, en los tiempos que corren, hasta ella tiene una misión, cumpliendo lo que muchos llaman "la ley de la vida", ser un mal necesario, evitando el caos de un mundo superpoblado. Pero aún con una pizca de amor en la mirada, permite que florezca en otros ojos un ápice de esperanza, colaborando como fiel cómplice de la ciencia en el trasplante de órganos. Esto justifica lo que todavía no les he contado con mi estupor, que para aquel entonces y por deducciones mías, la época del deceso coincidía…
Exactamente en aquel tiempo, tras un accidente automovilístico y por viajar en el asiento del acompañante y sin cinturón, mi cabeza se incrustó en el parabrisas. En aquella oportunidad iba con mi tío que sólo tuvo algunas contusiones y heridas leves. La posibilidad de mi ceguera, fue un golpe terrible para los míos. Como resultado obtuve un severo daño en la visión. Urgía en mi estado el implante de nuevas córneas, las que obtuve casi milagrosamente al instante. Ante mi sorpresa, el destino, me llevó a estar donde debía, para ver con claridad y comprender porque había sido invitado a esta extraña fiesta. Una rara sensación invadió todo mi ser, inspirada quizá en la revelación, tuve la mágica impresión de conocer a Brenda desde siempre, me sentí " Ángel por un día".  
Esta historia es un granito de arena que apunta a generar la toma de conciencia respecto a la responsabilidad de colaborar, como integrantes de una sociedad, en el bien común. Un acto de amor y solidaridad. Cada donante puede salvar varias vidas y mejorar la calidad de muchas más. Todos podemos donar... Todos podemos recibir...


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